Change nació en 2007 como una “red social sin ánimo de lucro” centrada en el activismo. Hoy es una empresa con más de 200 millones de usuarios (14 de ellos en España), oficinas en 18 países y más de 150 empleados, según datos extraídos de su web. Por el camino ha recibido críticas por su modelo de negocio y su manera de gestionar la participación ciudadana.
La investigadora de la Universidad de Valladolid Dafne Calvo es una de las pocas en España que ha estudiado el funcionamiento de la empresa desde un punto de vista académico. Hasta 2016, “Change se financiaba mediante el coste por adquisición”, explica a Xataka por teléfono. Esto quiere decir que ONG como Aministía Internacional pagaban un porcentaje a la plataforma por cada suscriptor que obtenían a través de las campañas patrocinadas.
En un artículo publicado en Voz Populi en 2015, se desvelaba más sobre cómo Change hacía caja con los datos de sus usuarios. "Cobran [a las ONG] por cada correo electrónico y teléfono [compartido]", aseguraba el texto. En el mismo, un portavoz de la compañía decía que los ingresos eran de "decenas de millones de dólares", aunque la plataforma aseguraba que todos se reinvertían en su "misión".
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